Hay un rincón en mi casa que me encanta cuando llega el buen tiempo, es un rincón de la porchada, donde hay unos sillones para descansar y resguardarse del sol y tras uno de estos sillones, una ventana por donde pasa la brisa y entra el aroma de la lavanda...
Un lugar que en verano se llena de vida, y tras el cual me doy mis duchas estivales con la manguera debajo de una falsa pimienta y rodeada de lavanda...
Un lugar que en verano se llena de vida, y tras el cual me doy mis duchas estivales con la manguera debajo de una falsa pimienta y rodeada de lavanda...
Un lugar que espera durante todo un año a que florezcan dos plantas que ahí están bien ubicaditas y que tras dos semanas vuelven a marchitarse para dormirse hasta el próximo año. Me encanta el día que descubro que han florecido... la primera flor siempre me parece que ha salido de un día para otro sin avisar y desde ese momento no puedo dejar de asombrarme... me encanta la idea de esperar durante todo un año un acontecimiento efímero pero bello.
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